Siguiendo los axiomas de la comunicación formulados por Paul Watzlawick, que rigen las interacciones entre dos o más personas, el primero de estos establece la imposibilidad de no comunicar. Cualquier conducta humana tiene una función comunicativa, incluso si se intenta evitar la comunicación. Todo lo que se dice o no se dice, se hace o no se hace, comunica algo.
Partiendo de este principio, queremos resaltar su contraparte, es decir, la verdad irrefutable de la «imposibilidad de no resonar» como seres humanos en interacción con otros seres humanos.
¿Qué entendemos por resonancia? Nos referimos al eco interno, a las repercusiones intrapersonales que ocurren en los seres humanos al interactuar con otro. Este es un fenómeno natural y complejo, del cual a veces somos más o menos conscientes, de la misma forma en que somos conscientes de nuestros latidos del corazón, que nunca dejan de ocurrir mientras estamos vivos, pero que solo escuchamos cuando decidimos prestarles atención.
Pretender no resonar con algo o alguien sería equivalente a intentar dejar de respirar. Consideramos la resonancia como un proceso constante e involuntario del cual podemos optar por ser más o menos conscientes en la vida en general. Sin embargo, no podemos dejar de responsabilizarnos por ella si somos terapeutas éticos, responsables y con la intención de ser efectivos a la hora de liderar procesos de cambio humano.
Sabemos que este concepto no es una novedad para los profesionales de la salud y otros que trabajamos con personas. Sin embargo, creemos que sí es novedoso ponerlo en el centro de nuestro quehacer profesional, especialmente en el contexto de una sociedad que cada vez se enfoca más en mirar hacia afuera que hacia adentro, en buscar respuestas en la inteligencia artificial en lugar de en el corazón humano, y en publicar en redes sociales las luces de la vida mientras se oculta la sombra con su sabiduría. Vivimos en una sociedad donde las relaciones interpersonales se están volviendo más difíciles y nos vamos quedando solos, atrapados en la desesperanza de dialogar y llegar a acuerdos, porque valoramos más tener la razón que abrirnos a nuevas perspectivas.
Como círculo de evolución terapéutica, creemos firmemente en el uso estratégico de la resonancia del terapeuta como una herramienta esencial para la efectividad en psicoterapia. Este enfoque está respaldado por investigaciones sobre la efectividad terapéutica, que destacan la «relación terapéutica» como uno de los factores clave para explicar qué hace que un proceso terapéutico sea exitoso.
En tu camino de formación como terapeuta ¿Te has entrenado en resonancia estratégica?